El gerente avestruz: cuando el liderazgo se esconde
- Héctor Kuga Carrillo
- hace 11 minutos
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En muchas organizaciones se habla del “gerente avestruz” para describir a ese líder que, ante los problemas, prefiere no ver ni escuchar. La expresión proviene del mito popular de que el avestruz esconde la cabeza en la arena para evitar el peligro, algo que en realidad no sucede, pero que sirve como metáfora para señalar a quienes eligen la evasión antes que la responsabilidad.

En el ámbito empresarial, este tipo de conducta se conoce también como el efecto avestruz o la técnica del avestruz. Se trata de un sesgo cognitivo que lleva a las personas a negar la realidad o a ignorar información negativa con tal de evitar el malestar emocional que genera enfrentarla. En el caso de los gerentes o directivos, esta actitud puede traducirse en decisiones postergadas, falta de comunicación con los equipos o resistencia a reconocer errores.
¿Cómo reconocer a un líder ejecutivo avestruz?
Suele evitar las reuniones donde se discuten problemas reales, cambia de tema ante las malas noticias, y prefiere rodearse de personas que le digan lo que quiere escuchar. Minimiza los conflictos o los traslada a otros, confía en que “todo se resolverá solo” y rara vez asume su parte de responsabilidad. En los reportes o balances, destaca solo los datos positivos y oculta aquellos que evidencian fallas o retrocesos. En resumen, aparenta control, pero vive en negación.
El impacto dentro de la empresa puede ser profundo. Cuando un líder actúa bajo esta lógica, el equipo percibe desinterés y falta de dirección. Se pierde la motivación, la competitividad disminuye y las amenazas externas como los cambios tecnológicos o las nuevas demandas del mercado, terminan sorprendiendo a la organización. Además, la cultura interna se deteriora: la negación se vuelve hábito, la transparencia se debilita y la confianza entre colaboradores se rompe.
El liderazgo no puede basarse en la negación. Afrontar la realidad, por más incómoda que sea, es una muestra de madurez y compromiso con el equipo. Reconocer los problemas a tiempo y comunicarlos con claridad permite construir soluciones colectivas y mantener la confianza dentro de la organización.
El gerente que se atreve a mirar de frente los desafíos, a escuchar y a actuar con responsabilidad, fortalece no solo su gestión, sino también la cultura empresarial. En cambio, quien opta por “esconder la cabeza” corre el riesgo de llevar a su empresa hacia la parálisis y la pérdida de rumbo. En el liderazgo moderno, la valentía y la transparencia siguen siendo las verdaderas claves del éxito.
¿Y tú? ¿Has visto o trabajado bajo el liderazgo de un gerente avestruz? Quizás reconocerlo sea el primer paso para no repetir su estilo.
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