top of page

Salud mental de los ejecutivos: la cara invisible del liderazgo moderno

Una de cada ocho personas en el mundo padece algún trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud. En el caso de los ejecutivos y gerentes, la presión, la soledad y el exceso de trabajo hacen que este problema sea más común de lo que parece. Muchos líderes viven bajo un nivel de estrés tan alto que termina afectando su salud mental, su vida familiar y su desempeño laboral.


ree

El trabajo constante, las decisiones de alto impacto y la necesidad de mantener una imagen de éxito generan una carga emocional difícil de sostener. Muchos jefes se vuelven adictos al trabajo, creyendo que su valor depende de lo que producen o logran. Sin embargo, el cuerpo y la mente no pueden sostener un ritmo de tensión permanente sin consecuencias.


Uno de los trastornos más frecuentes en los ejecutivos es la distimia ejecutiva, una forma leve pero prolongada de depresión. No siempre se nota, porque la persona sigue cumpliendo sus tareas, pero lo hace sin motivación, sin energía y con un sentimiento constante de cansancio. Es una tristeza silenciosa que se disfraza de productividad.


Entre los principales síntomas de depresión en los gerentes o ejecutivos están el agotamiento continuo, la falta de sueño, la irritabilidad, la dificultad para concentrarse, la pérdida de interés por las cosas y la sensación de vacío o inutilidad, incluso cuando todo parece ir bien. Estos síntomas suelen ignorarse o justificarse como “parte del trabajo”.


Las causas son múltiples. La presión de dirigir una empresa, la responsabilidad sobre otros, el miedo al fracaso, la falta de descanso y la poca comunicación emocional crean un terreno fértil para los problemas de salud mental. Además, el estigma sigue presente: muchos evitan hablar del tema por temor a ser vistos como débiles.


Cuidar la salud mental debería ser parte de la gestión ejecutiva. Aprender a poner límites, descansar, desconectarse del trabajo y buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino de inteligencia. El autocuidado, el descanso y el llamado “detox mental” ayudan a prevenir el estrés y la depresión.


El futuro de las empresas dependerá también de la salud emocional de quienes las dirigen. Un líder que se cuida inspira confianza y equilibrio en su equipo. Hablar abiertamente de salud mental puede ser el primer paso para construir organizaciones más humanas y sostenibles.


¿Has notado alguno de estos síntomas en ti, en tus colegas o en tu empresa? Reconocerlo a tiempo puede marcar la diferencia entre el agotamiento y el bienestar.

Comentarios


bottom of page