Las ferias y eventos como estrategia de ventas y posicionamiento
- Héctor Kuga Carrillo
- 11false32 GMT+0000 (Coordinated Universal Time)
- 2 Min. de lectura
Por Héctor Kuga Carrillo |
Cada vez que una feria abre sus puertas, no solo se encienden los focos de un recinto ferial: también se activan oportunidades, ideas y sueños. Las ferias comerciales y los eventos empresariales han dejado de ser simples vitrinas de productos para convertirse en escenarios estratégicos donde las marcas se posicionan, las empresas se diferencian y los negocios se concretan cara a cara.

En un país como el Perú, donde el contacto humano sigue siendo una herramienta poderosa de persuasión y confianza, las ferias representan mucho más que un espacio de exhibición: son el punto de encuentro entre la oferta y la demanda, entre la innovación y la tradición. Lo que antes era un acto de promoción, hoy es una táctica de posicionamiento que puede definir el futuro de una empresa.
Cada año, eventos como Expoalimentaria, el Salón del Cacao y Chocolate, el Salón del Café, Ficafé o el Perú Gaming Show reúnen a miles de visitantes, compradores e inversionistas. Detrás de cada stand hay una historia, una estrategia y una apuesta por conquistar mercados. Las empresas que participan entienden que una feria no se improvisa: se planifica, se diseña y se mide. Quien asiste, no solo busca vender, sino también aprender, conectar y hacerse visible.
El Barómetro Global Ferial 2025 ya lo advierte: el crecimiento del sector será de casi 18 % a nivel mundial, impulsado por la innovación, la tecnología y el uso de inteligencia artificial en la experiencia ferial. En países con una cultura ferial consolidada, como Alemania o China, participar en una feria es parte de la política nacional de desarrollo económico. En Perú, ese camino apenas se está trazando, pero las cifras confirman su potencial: las ferias generan miles de empleos y mueven sectores como transporte, hotelería, gastronomía y diseño.
Hoy, más que nunca, las ferias son una estrategia de ventas y reputación. Son el espacio donde los productos se vuelven experiencias y las marcas se vuelven memorables. En tiempos de competencia digital y saturación publicitaria, volver al encuentro físico —mirar, oler, probar, conversar— es volver a la esencia del comercio humano.
Porque al final, una feria no solo vende productos: vende confianza. Y en un mercado donde todos prometen lo mismo, la confianza sigue siendo el mejor diferenciador.






Comentarios