El foro se celebra por primera vez en presencia tras casi dos años y medio de parón debido a la pandemia. Entonces se pensaba que la COVID-19 representaría el sumum de las dificultades económicas mundiales y, sin embargo, ahora nos encontramos en un contexto aún más complicado, en el que se entremezclan crisis económica, alimentaria y geopolítica.
Sin embargo, Davos no será escenario de ninguna negociación entre rusos y ucranianos como las de griegos y turcos en 1986 para evitar un conflicto en Chipre o como las que protagonizaron en 1994 Yaser Arafat o Simon Peres sobre las colonias judías en territorios palestinos ocupados.
En primer lugar, porque los organizadores del foro han excluido a los representantes del Gobierno ruso y de empresas rusas, que solían representar un gran contingente de participantes. Rusos que desde hace varios años se habían convertido en anfitriones de algunas de las recepciones más populares durante Davos, con caviar y champán incluidos.
Es más, este año están previstos diversos actos con personalidades ucranianas para denunciar los "crímenes de guerra rusos".
Este año también se nota la escasa presencia de chinos, para quienes los viajes al extranjero siguen siendo un dolor de cabeza en el contexto de las medidas anticovid impuestas por Pekín.
El presidente de Ucrania Volodímir Zelenski inauguró con un discurso en videoconferencia, la jornada de este lunes de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
Este foro económico tiene lugar en un momento decisivo de la historia, del 22 al 26 de mayo de 2022, y reúne a casi 2 500 líderes para abordar los problemas globales y encontrar soluciones a los retos más urgentes del mundo, como la actual pandemia mundial, la guerra en Ucrania, las crisis geoeconómicas y el cambio climático.
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