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¿Es una época dorada para el oro?

El oro volvió a brillar en los mercados internacionales. En lo que va del 2025, su precio ha alcanzado máximos históricos y ha subido alrededor de 26 % en dólares. Esto ha llevado a que muchos analistas se pregunten si estamos entrando en una verdadera “época dorada” para el metal.


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El precio del oro no depende de un solo factor, sino de una combinación compleja. Uno de los más importantes es el tipo de cambio del dólar. Como el oro se negocia en dólares, cuando esta moneda se debilita frente a otras, el metal se vuelve más barato para muchos compradores en el mundo. Por eso, un dólar estable o a la baja suele favorecer al oro.


Otro elemento clave son los rendimientos reales, es decir, las tasas de interés descontando la inflación. El oro no paga intereses, así que cuando las tasas reales suben, mantener oro pierde atractivo. En cambio, si estas bajan —como se espera que ocurra en los próximos meses—, el oro gana valor frente a otras inversiones.


La dinámica de oferta y demanda también explica su fortaleza. Según el Consejo Mundial del Oro, la demanda global llegó a 1.249 toneladas en el segundo trimestre de 2025, un 3 % más que el año anterior. A la vez, la oferta minera y el reciclaje crecen lentamente, lo que mantiene el mercado ajustado.


Un factor que no pasa desapercibido es la compra de oro por parte de los bancos centrales. En el mismo periodo sumaron 166 toneladas a sus reservas, buscando diversificar y reducir su dependencia del dólar. Esta tendencia, especialmente en economías emergentes, da un soporte sólido al precio.


La demanda de inversión también está en aumento. Cada vez más personas y fondos apuestan por el oro a través de monedas, barras o fondos cotizados (ETFs). De hecho, se estima que los ETFs podrían comprar hasta 700 toneladas este año, un nivel no visto desde 2011.


De cara al futuro, bancos de inversión como J.P. Morgan proyectan que el oro podría cerrar 2025 en torno a los 3.600 o 3.700 dólares por onza. Sin embargo, no todo está asegurado: un repunte del dólar, una subida de tasas en Estados Unidos o una mayor estabilidad geopolítica podrían frenar la racha alcista.


En resumen, el oro vive un momento brillante gracias a la caída de los rendimientos reales, la debilidad del dólar y las fuertes compras de bancos centrales. Todo apunta a que seguirá brillando, aunque, como siempre en los mercados, la incertidumbre está presente.

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