Avances de la medicina nuclear en el tratamiento del cáncer
- Héctor Kuga Carrillo
- 25 sept
- 2 Min. de lectura
La medicina nuclear se ha convertido en una de las ramas más innovadoras para el diagnóstico y tratamiento del cáncer. A través de la oncología nuclear, se han logrado avances que permiten detectar tumores en etapas tempranas y aplicar terapias más precisas, reduciendo los efectos secundarios para los pacientes.

A diferencia de otros métodos médicos, la medicina nuclear y la imagenología molecular emplean compuestos radiactivos en concentraciones micromolares. Estos radiofármacos se administran en dosis muy pequeñas, suficientes para cumplir fines diagnósticos y terapéuticos, sin representar un riesgo elevado para la salud.
En el campo del diagnóstico, las técnicas más conocidas son la tomografía por emisión de positrones (PET) y la gammagrafía. Estas herramientas permiten obtener imágenes funcionales del organismo, mostrando cómo trabajan los órganos y tejidos en tiempo real. De esta forma, los especialistas pueden localizar con mayor exactitud un tumor, medir su actividad metabólica y controlar cómo responde a los tratamientos.
En cuanto al tratamiento, la medicina nuclear ofrece alternativas de gran precisión. Una de ellas es la terapia con radionúclidos, que emplea sustancias capaces de dirigirse específicamente a las células tumorales y liberar radiación directamente sobre ellas. Esto destruye el tejido cancerígeno, pero minimiza el daño en las zonas sanas. Un ejemplo destacado es el uso de Lutecio-177 para tratar tumores neuroendocrinos y cáncer de próstata avanzado, con resultados prometedores en la mejora de la calidad de vida de los pacientes. También se investiga el Actinio-225, que se perfila como una opción potente para tumores resistentes.
Estos avances demuestran que la medicina nuclear no solo es un apoyo para la detección temprana, sino también un camino hacia la medicina personalizada, donde cada paciente recibe un tratamiento adaptado a las características de su enfermedad.
El futuro de la oncología nuclear apunta al desarrollo de nuevos radiofármacos, equipos de mayor resolución y terapias más seguras. Todo ello refuerza la idea de que la medicina nuclear seguirá siendo un pilar fundamental en la lucha contra el cáncer en los próximos años.






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