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El impacto del estrés crónico en los adultos mayores: cómo identificarlo y combatirlo

El estrés crónico puede tener un impacto significativo en la salud de los adultos mayores, agravando enfermedades como la diabetes y la artritis. Por eso, es crucial identificarlo y combatirlo con hábitos saludables que promuevan una mejor calidad de vida.


El estrés ocurre cuando una persona percibe una situación como amenazante o que supera sus recursos para enfrentarlo, lo que genera una sobrecarga que afecta su bienestar. En los adultos mayores, las fuentes de estrés pueden clasificarse en tres categorías principales: acontecimientos vitales mayores, sucesos menores o estrés diario (también llamados microeventos), y eventos traumáticos intensos.


Fuentes de estrés en los adultos mayores


Acontecimientos vitales mayores

Los eventos significativos, como la pérdida de seres queridos, problemas de salud, dificultades económicas o situaciones sociales complicadas, son factores que pueden desencadenar estrés crónico en los adultos mayores. Estos cambios pueden alterar el curso de sus vidas, y debido a la disminución de sus recursos personales para enfrentarlos, pueden sentirse más vulnerables.


Sucesos menores

Aunque tienen un impacto menor que los eventos vitales, los sucesos menores o microeventos, como las contrariedades cotidianas, limitaciones de salud o dificultades en las relaciones sociales, tienden a acumularse. Con el tiempo, estas pequeñas tensiones pueden generar una carga significativa de estrés en el día a día.


Eventos traumáticos intensos

Los eventos traumáticos que amenazan la vida, como accidentes graves o situaciones violentas, pueden desencadenar estrés postraumático (TEP) en los adultos mayores. Las personas que sufren TEP suelen revivir el trauma repetidamente, tanto en sueños como en su mente, experimentando nuevamente los síntomas como si estuviera sucediendo otra vez.


Cambios fisiológicos y el estrés

Enfrentar el estrés puede ser una tarea muy angustiante para los adultos mayores, especialmente cuando se suman cambios fisiológicos que ocurren con la edad. Entre estos cambios se encuentran:

  • Alteraciones del sueño y de la temperatura corporal.

  • Mayor sensación de sed y riesgo de deshidratación.

  • Debilitamiento del sistema inmunológico.


Síntomas físicos del estrés

El estrés no solo afecta la mente, sino también el cuerpo. Algunos de los síntomas físicos más comunes en los adultos mayores incluyen:

  • Problemas digestivos como diarrea o estreñimiento.

  • Dificultades con la memoria.

  • Dolores de cabeza.

  • Rigidez muscular.

  • Problemas para dormir.

  • Dolores estomacales.


Estos síntomas, junto con la tensión muscular, sudores fríos y temblores, dificultan la capacidad de los adultos mayores para manejar el estrés con la misma facilidad que en otras etapas de la vida.


¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Es fundamental que los adultos mayores entiendan que no están solos y que existen profesionales que pueden ayudarles a lidiar con el estrés. La intervención de un profesional de la salud mental es recomendable cuando el estrés aumenta progresivamente, o cuando sienten que ha llegado a un punto en el que ya no pueden llevar una vida plena.


El acompañamiento adecuado puede marcar la diferencia, ayudando a los adultos mayores a gestionar el estrés y a mantener una vida equilibrada y saludable durante la vejez.

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